LA CIUDAD DEL TERCER MILENIO: una mirada desde lo educativo.
GRACIELA GARZA **
Las nuevas e impostergables construcciones se asientan sobre los éxitos o ruinas de los órdenes construidos con anterioridad porque, nada es inaugural en el devenir humano.
Pasado y presente se convierten en elementos disparadores para la construcción de ESCENARIOS NUEVOS que ofrezcan respuestas a los problemas actuales.
Las ciudades superpobladas viven en las últimas décadas una tensión entre:
- lo homogéneo y lo heterogéneo.
- lo global y lo local.
En definitiva, se debaten en la búsqueda de una alternativa que les permita vivir con más calidad de vida.
Las nociones de tiempo y espacio han cambiado profundamente con la irrupción de las nuevas tecnologías de la información ejerciendo una influencia muchas veces no percibida en su totalidad.
Si frente a realidades de desigualdad nos preguntamos:
¿Qué es cercano y qué lejano?
Esto, inexorablemente nos permite descubrir que asistimos a un “encogimiento del mundo” que nos atraviesa a todos por igual pues, es independiente de la realidad socio-económica o política que se posea.
Estamos en presencia de dos ciudades en una, donde lo global impacta en lo local sin pautas claras y definidas.
La ciudad se convierte así en una y muchas a la vez, donde el tiempo sigue su rumbo inexorable y el espacio se encuentra desnaturalizado - especialmente por las imágenes televisivas- obligándonos a confrontar para el análisis la ciudad espacial y la ciudad comunicacional.
El ejido urbano, el territorio, la ciudad espacial son también el espacio que contiene el tiempo, el lugar del patrimonio natural y cultural, el paisaje, la arquitectura, la historia, las fiestas y los movimientos sociales de su gente en vidas sucesivas.
Esto permite, y a la vez obliga a construir un nuevo proceso de adquisición de ciudadanía para la construcción de las identidades personales y colectivas.
Conocer y descubrir la ciudad en sus dimensiones múltiples es conocerse a uno mismo y a los demás, es asumirse como individuo y como miembro de comunidades diversas. Este descubrimiento reciente nos indica que ya no somos solamente de un barrio, de una clase social, de una religión, de un tipo de profesión, de un club o de un partido político, somos mucho más que eso.
Somos múltiples en cuanto a identidades y pertenencias, debemos esforzarnos por entender mejor la diversidad de nuestra sociedad con el solo propósito de realizar un deslizamiento desde el concepto de SEGURIDAD OFRECIDA al de PROTECCIÓN ADQUIRIDA que desde lo individual impacte fuertemente en los socio-comunitario.
En el territorio local vivimos también la globalidad al formar parte de comunidades virtuales cuando nos relacionarnos con el mundo.
Vivir la praxis de lo local insertado en lo global es indispensable para no convertirnos en seres marginales.
Asumir a la vez identidades de proximidad junto a relaciones virtuales, es darse los medios para ejercer nueva ciudadanía interpretando el mundo para no perderse.
Conocer a los demás, a través de la proximidad virtual puede ser una contribución decisiva para aceptar y entender el mundo tal como es, pues vecinos físicos o nó, no debieran ser desconocidos culturales. El conocimiento de otros y sus identidades nos obliga a repensar la propia para instalar una mejora sostenida.
Si reflexionamos solo un minuto y pensamos la ciudad que habitamos, descubriremos que mucho desconocemos de algunos de su grupo – habitantes, de sus códigos, de sus necesidades, sus anhelos y sus urgencias
Es en el espacio local donde los valores, las lenguas y las culturas se encuentran para convivir y relacionarse.
La ciudadanía supone la igualdad dentro de la heterogeneidad porque es impensable pensar en homogeneidades culturales para los habitantes - ciudadanos. Se debe realizar el intento de garantizar la preservación y el desarrollo de las identidades originarias (lenguas, historias, costumbres...) como las relaciones entre ellas.
Ciudad y Ciudadanía son, a mi parecer, un gran reto hoy para asumir y encontrar las buenas respuestas que den un nuevo sentido de progreso.
Es hoy, urgente y necesario construir un espacio de calidad que sea condición necesaria para la adquisición de mejor ciudadanía porque, se cumplen en él funciones vivenciales, urbanísticas, socioculturales y políticas.
El ámbito del barrio es a la vez lugar de vida social y de relación entre elementos construidos por su población en actividad. En el espacio de la ciudad cumple la función de dar conexión y continuidad entre los diferentes territorios urbanos para proporcionar la imagen de identidad total que percibimos.
El ESPACIO PÚBLICO, si es accesible y polivalente, sirve a poblaciones diversas en tiempos diversos.
Hace falta también, un espacio público "refugio" o espacio de trasgresión bien entendida para la fiesta y la gesta como disparador de la de manifestación social. Es así porque en el se construyen la convivencia y la tolerancia, el conflicto y la diferencia pues, como la familia y la escuela es el lugar para el aprendizaje de la vida social, para el descubrimiento de los otros y del sentido de la vida.
Y… conocer la forma y modo en que viven los demás a través de la proximidad virtual puede ser una contribución decisiva para desterrar la xenofobia local.
Estudiosos del tema – antropólogos y sociólogos- sostienen que se debe debatir esta cuestión en función de dos perspectivas de análisis que sintéticamente dicen:
- la universalista: sostiene que se genera una tensión entre lo homogéneo y lo heterogéneo en el ámbito de la ciudad.
- la particularista: visualiza las diferencias que indefectiblemente generan tensión.
A ellas, otros estudiosos anteponen una perspectiva diferente:
- la relativista: que sostiene la necesidad de aceptar el multiculturalismo como mosaico social generando una corriente Inter.– culturalista, desde donde la sociedad sea capaz de receptar muchas propuestas alternativas que enriquecerían a todos.
Cualquiera de ellas reconoce asimetrías que deben trabajarse no solo desde los sistemas educativos – aunque es la herramienta justa para lograrlo – muy por el contrario, debería generarse una corriente educadora que transversalice desde diferentes estrategias la ciudad toda.
Si afirmamos que el tiempo sigue su rumbo y se ve notablemente influido por los medios debemos reconocer que también el espacio urbano presenta grandes contradicciones. La mancha urbana como “espacio ocupado” genera en su interior microespacios que se convierten a veces, en indicadores visibles de hábitos, actitudes, creencias, estilos de vida, etc. que aumentan la vulnerabilidad y el riesgo social.
Planteado así, lo local ofrece la posibilidad de trabajar sobre alternativas de inclusión socializantes en el marco de un trabajo interinstitucional.
Las instituciones escolares, cuya tarea sustantiva es enseñar y aprender, han sido las primeras, por imperio de las circunstancias, en modificar sus modos de trabajo. Dentro del concepto de comunidad educativa abarcaron con acciones específicas a todas las instituciones cercanas que tenían o nó alguna relación con el centro educativo. Especialmente merece citarse como ejemplo las ubicadas en sectores de urbano-marginalidad que marcaron hito abriéndose a la comunidad.
Lo local lejos de perder significados ofrece la posibilidad de resignificar espacios, prácticas sociales e interacciones con el propósito de permitir la circulación y el intercambio de acciones mejoradoras para la ciudad.
Mejorar es posible cuando se reconoce primero que seria importante admitir la existencia de códigos culturales superpuestos en los estratos de la sociedad porque traman sentidos y significaciones de intercambio y transformación sumidos en procesos de cambio no visibles por todos.
Toda sociedad, debería re-pensar la ciudad ofreciendo todo lo que ella posee con el propósito de involucrar en esta modificación no solo al sector público sino también al privado y a las ONG.
Textualmente Leopoldo Marechal dice” De todo laberinto se sale para arriba” y, lograrlo significa desterrar el pensamiento único por totalizador y asfixiante para instalar consensos simétricos dialogados fruto de una forma de pensar la ciudad más reflexiva, más lógica, más creativa, más cooperativa, más solidaria sin desechar lo crítico.
Actuando de esta manera todos los procesos de enseñanza, partan de instituciones educativas o no, permitirán alcanzar la transversalidad social que desde el hecho educativo puro estimule la participación social para la resolución de los problemas.
Tranversalizar los valores del conocimiento, la convivencia y el espíritu democrático elevará el número de actores sociales involucrados en la búsqueda del bien común. Será más fácil construir una nueva conciencia socio- histórica que modifica eficientemente las pautas y modos sociales que hasta el momento no nos benefician.
ES UN DESAFÍO PARA CUALQUIER CIUDAD QUE PIENSE Y SIENTA A SUS HABITANTES REALIZAR LA TRANSICIÓN QUE PERMITA EL PASO DE “CIUDAD EDUCATIVA” A “CIUDAD EDUCADORA.
Es decisión de los Estados locales hacer visible lo cotidiano con el objetivo de unir y ligar todas las propuestas que superen lo puramente institucional y a veces sectario por propuestas asociativas formando redes de trabajo no solo intra - institucional sino interinstitucional.
En este fin de siglo, los grandes aglomerados urbanos, sufren la rutina paralizante de lo dado, la superposición de actividades similares con el gasto de recursos de todo tipo que esto implica.
Es necesario pensar nuevas estrategias de gestión local que den respuestas no tan solo sectoriales, facilitando el paso de la anomia paralizante que se vive en las mega-ciudades para recuperar una identidad propia que pueda convivir con la influencia de lo global.
Estas estrategias determinarán que se trabaje lo glocal para beneficio de los habitantes.
· Ex Subsecretaria de Educación Municipal de Córdoba.
· Ex Presidenta del Consejo Municipal de Solidaridad de Córdoba.
Publicado por La Voz del Interior. Córdoba. 6 de noviembre de 2006