Ponencia presentada en el XVIIº Jornadas Nacionales de Criminalística y Iº Seminario Internacional de Tránsito y Seguridad Vial y en la Revista El Forense" Nº 1 -año 2007
¿QUÉ SIGNIFICA UNA EDUCACIÓN PARA LA AUTOPROTECCIÓN?
- Repensando nuestra responsabilidad individual y social.
* Graciela Garza
Este interrogante, debiera ser preocupación de todas las personas que habitan el planeta.
Dentro del tema que hoy nos ocupa, trasladando la cuestión a los centros poblados y, más específicamente a la Prevención Vial, sería pertinente reflexionar sobre algunos aspectos, entre ellos:
- las acciones destinadas a la prevención- protección de las personas. Ellas deberían ser reconocidas y respetadas por todos porque llevan implícitas desde su intencionalidad la disminución de la vulnerabilidad y los riesgos personales y sociales.
- El protagonismo, no debe ser solamente de los Estados, pues son reguladores de acciones y no creadores de actitudes conscientes y responsables de habitantes y ciudadanos.
- La construcción de un mejor futuro, es tarea prioritaria de cada persona, cuando tiene como meta reconocer al otro, su semejante como legítimo. Solo así, le será posible entender que prevenir es anticipar el riego posible.
- El espacio público es dominio de todos, darle significación es reconocer que incluye calles, rutas, cruce de bocacalles, avenidas, etc. Con esto sólo pretendo especificar, que quien conduce un medio de transporte (cualquiera sea), está utilizando un espacio que no es de su propiedad privada para que desate su insensatez.
- La solidaridad tan declamada, en temas de prevención vial, debe colocarse en acciones concretas y no en palabras. Un medio de transporte, es un arma en potencia que según las estadísticas en nuestro país provoca más muertes que las enfermedades más terribles.
¿Quiénes deberían educarse para aprobar autoprotección?
Los docentes de los diferentes niveles de manera permanente, por estar en el currículo, para educar a los alumnos en este tema.
Vale la pregunta:
¿Qué porcentaje de niños y adolescentes conducen?
Tomamos un diario y la respuesta, además de avergonzar a los adultos, nos llama y lleva a la reflexión.
¿Ellos, con sus comportamientos les darán los mismos ejemplos a sus hijos sobre como violar normas de todo tipo?
La cuestión de las anomalías cometidas en el tema central de este artículo, obliga a instalar como premisa a trabajar la necesidad de instalar una CULTURA DEL CUIDADO.
Para ello, se debe trabajar desde lo cotidiano, en etapas sucesivas:
1.- Repensar de manera consciente y con responsabilidad social, cómo nos conducimos cuando estamos en una medio de movilidad.
Pensar si tomamos los recaudos necesarios para respetar señales, controlar la velocidad, etc., etc.
Esto nos pondrá frente al espejo de nuestras propias acciones.
Será nuestro análisis el primer síntoma de sensibilidad para con el otro.
2.- Cambiar el HACER por un MEJOR HACER desde “EL DEBER SER” que valora el aquí y el ahora de su propia vida, preserva la familia y respeta al resto de la sociedad. Esto desde la cuestión de cambio de actitudes interiores, no porque lo prescribe la ley.
3.- Cambiar nuestras capacidades para:
o Conocer, desde un pensamiento complejo que incluya al semejante como partícipe necesario e importante.
o Generar una afectividad tierna, que permita desde la intencionalidad consciente cambiar las conductas reactivas por las proactivas.
o Entender el tema de poder, desde conductas de aceptación de las reglas que siempre rigen una comunidad organizada.
Dice Gabriel garcía Márquez “Somos conscientes de nuestros males, pero nos hemos desgastado luchando contra los síntomas mientras las causas eternizan”, frase más que certera y lamentable para la cuestión vial, pues las causas no eliminadas son vidas aniquiladas.
La solución, está solo a veinte centímetros de nuestros hombros y la decisión se ubica en nuestros pies y en nuestras manos.
Como seres sociales, comprometidos con nuestro tiempo, no usar para resolver situaciones problemáticas algo que no necesita inversión económica es imperdonable. Solo requiere cambio de hábitos, procedimientos, actitudes y valores, todos insertos en la condición humana inteligente.
Todos quienes conducimos poseemos cerebro para decidir y corazón y espíritu para sentir.
Comenzar a educarnos de nuevo es comenzar caminos de AUTOPROTECCIÓN que incluyen de manera implícita y explícita la prevención.
Educadora / especialista en temas educativos – preventivos.
- Ponencia desarrollada en el Congreso de Seguridad Vial, en el marco de las Jornadas de Criminalística, organizadas por la Asociación Argentina de criminalística de la República Argentina.
* Educadora- Asesora en políticas públicas.
Córdoba, septiembre de 2007